3 de julio de 2010

"Stop crying your heart out"

Confieso que lloré. Muy adentro presentía esto pero no lo quería ni pensar, y mucho menos creer. Pero lloré.

Porque en un principio no tenía nada, pero nada de fe ni en la Selección, ni en sus figuras y por sobre todo nada de fe en el director técnico (el mito del que nunca entendí). Sin embargo quería con todas las ganas que me callaran la boca, que me dejaran sin palabras. Quería estar equivocada: me quedo con la dulzura de saber que lo estaba, entre tanta amargura. Y por más que hoy se haya cortado el sueño y la ilusión que de a poco se fue cultivando, yo me siento orgullosa de nuestro equipo, de lo que representamos, de lo que somos. Estoy orgullosa de sentir lo que siento. Estoy orgullosa de ser Argentina (y esto va mucho más allá del fútbol o el deporte en general).

Estoy convencida que no hay ningún otro país que sienta como nosotros. La camiseta y el orgullo lo tenemos innato y damos la vida por estos colores. En la cancha se demuestra, como en las tribunas y en las calles.

Me hubiese encantado alguna vez ver campeón a la Argentina, pero hay un largo camino por delante. Estoy dolida, sí, pero te aseguro que el fútbol da revancha.

1 comentarios:

Matías L. Marra dijo...

Sinceramente, entre el fútbol y yo hay una gran distancia.
Pero vale el comentario, supongo. Me causa mucha sorpresa ver lo que genera esto en la gente, pero me parece divertido igual.
Sólo que cuando Argentina hace un gol, no me genera nada.